Era una noche azul; la primavera
inundaba mis sienes y mis manos,
y era el mundo, muchacha, un fruto inmenso,
cálido, abierto, mudo y entregado.
Sentí mi carne desprenderse, irse
por el paisaje misterioso y claro,
mi sangre fue con los arroyos lentos,
mi corazón perdióse en el espacio.
Era hermoso en la piel sentir el roce,
hecho leve suspiro, de los astros,
y tener en la mano, dulcemente,
un murmullo de nubes y de pájaros.
Me fundí con el aire, con las cosas,
sentí el fondo del mundo entre los labios
y palpité, en la noche inmensa, grande,
como un tremendo arcángel derramado.
*Rafael Morales*
jueves, 25 de septiembre de 2008
Primavera
Publicado por Natalia en jueves, septiembre 25, 2008
2 comentarios:
"Sentí mi carne desprenderse, irse
por el paisaje misterioso y claro,
mi sangre fue con los arroyos lentos,
mi corazón perdióse en el espacio."
Me agradó mucho esa frase de Primavera.
¿Cuáles son los que escribis vos?
He recorrido espacios contigo
y ahuecado la mano
paloma y nido a la vez
para otra mano.
Y sobre tu hombro
como lo hace la luna sobre la ladera
lentamente he rodado mi cabeza.
Hemos ido caminos de cristal
hacia dentro del cielo
del alma.
A veces tu voz me roza
con la ternura de un ave sobre mi mejilla.
Otras , me aprieta el vuelo
Cuando esto sucede
le cierro los ojos a la tarde
y prefiero abrir mi mediodía
dentro del sueño.
*ANA MARÍA FRESCO*
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